jueves, 20 de marzo de 2014

La lectura de "Perrenaut".

1.       Competencias señaladas en la lectura que tiene tu maestro ideal

La enseñanza es uno de los factores que más influye en el avance y progreso de personas y sociedades. Además de proveer conocimientos, la educación enriquece la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos. 

La educación siempre ha sido importante en el desarrollo, pero ha adquirido mayor relevancia en el mundo de hoy debido a que la mayoría de los profesionales, han optado por reflexionar sobre cómo debería ser su formación y los caminos que deben tomar para estar a la altura de las circunstancias.

En este texto, el término “profesor” desde mi punto de vista, hace referencia  a la pedagogía de la escucha, puesto que nos muestra un nueva visión del niño, un ser que piensa y actúa sobre el mundo que le rodea, añadiendo una nueva lectura de la obra del profesor, que más que hacer las actividades de planificación, escucha al pequeño, sus sueños, sus deseos y sus intereses, lo cual significa que los alumnos en lugar de ser actores en el proceso de enseñanza  aprendizaje, son los propios autores de dicho progreso.

En nuestra sociedad, los docentes deben ser capaces de afrontar nuevos desafíos constantemente, la misión del profesor no es solo instruir conocimientos más o menos técnicos, sino coayudar para que el educando descubra por si mismo los valores y las herramientas que le permitirán  poner en práctica esos conocimientos, así como descubrir por si mismos otros nuevos.

Nuestros días, son cada vez más complejos con lo que resulta menos valido un modelo de docencia predominante académico, que convierta al niño en un ser pasivo que lo desligue por completo de la autonomía.

En mi opinión, la formación de los maestros debería, a su manera, orientarse hacia un aprendizaje a través de problemas, enfrentar a los estudiantes a la experiencia de la clase y trabajar a partir de sus observaciones, de su asombro, de sus éxitos y de sus fracasos, de sus temores y de sus alegría, de sus dificultades para maneja tanto los procesos de aprendizaje como las dinámicas de grupos o los comportamientos de determinados alumnos. 

En conclusión, el docente debe modificar su forma de enseñar en este mundo tan cambiante, estar a la altura de la diversidad del alumnado y mediar en el aula para que se pueda llegar a crear una osmosis adecuada, ya que nadie desea tener maestros incompetentes.


Cuales no tiene y después de la lectura añadirías. 

Tras leerme la lectura, he podido reflexionar sobre la importancia de trabajar como docentes el trabajo en equipo y los valores éticos, puesto que son conceptos fundamentales para crear un clima coherente y adecuado dentro de las aulas.

Educar es fundamentalmente socializar, desarrollar capacidades, asumir valores, adquirir destrezas, formar personas autónomas, responsables y que adopten sus propias decisiones, todo aquello que nuestra sociedad considera imprescindible para el desarrollo integral de la persona.

Educar en valores, es participar en un autentico proceso de desarrollo y construcción personal, es formar ciudadanos auténticos que sepan asumir conscientemente los retos a los que estamos expuestos, comprometiéndose en la construcción de un mundo más justo, más inclusivo y más equitativo.

Por tal motivo, debemos tener en cuenta que los docentes somos un ejemplo a seguir, si partimos de la idea de que los valores nos acompañan durante toda nuestra vida y que son propios de la persona, fácilmente se deduce que no podemos obviarlos; al contrario, debemos ser consciente de ellos e intentar conocer  que valores tenemos para poder trasmitirlos.

La noción de equipo, desde mi punto de vista, implica el aprovechamiento del talento colectivo, producido por cada persona en su interacción con los demás. A mi modo de ver, la relación de un verdadero equipo es una relación completa, lo cual quiere decir pactada… una relación que  descansa sobre un compromiso compartido con ideas, problemas, valores, metas y procesos comunes que favorecen un trabajo consensuado.

En mi opinión, si esta forma de ser  y hacer se traslada a las aulas, les ofrecemos a los pequeños la oportunidad de crecer en un ambiente respetuoso, cooperativo, distendido  y sobre todo un entorno en el que se tiene en cuenta a los demás, en el que se pide ayuda y se  aprende a tolerar frustraciones… aspectos que permiten poder trabajar en equipo.

Con todo esto, quiero mostrar que tanto los valores como el trabajo en equipo son conceptos interrelacionados, ya que si no se tiene unos buenos valores, evidentemente no se podrán establecer relaciones sociales que favorezcan el buen funcionamiento de cualquier grupo.

En definitiva, soy consciente que los valores más básicos son obtenidos a través de nuestra familia y son prácticamente inmodificables. Todo buen profesor, debe respetarlos y reflexionar sobre su práctica para ajustarse en la medida de lo posible a ellos e intentar alimentar el aula de estas grandes diferencias, ya que tanto unos valores como otros forman la identidad de grupo.


 Hay alguna competencia que tenga tu maestro ideal que no salga en la lectura. 

El maestro ideal, no es más que una concepción individual que nosotros como docentes concebimos, debido a la preparación que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra formación.
Para que no haya un abismo entre el maestro ideal o real, lo importante sería que el profesor se forme porque lo siente, porque lo lleva en el alma y porque tiene ganas de comprometerse con la educación de las generaciones futuras.

Por esta razón, no podemos atribuir unas competencias o características fijas e ideales que pretendan afrontar los problemas de aprendizaje, ya que dependiendo del grupo de alumnos que tengamos en un determinado momento, deberemos adoptar unas conductas u otras, teniendo en cuenta un punto de convergencia común, amenizar y enriquecer el aprendizaje de todos los niños.

Hoy en día la mayoría de jóvenes que estudian esta profesión lo hacen por una salida laboral o por la calidad de vida que este trabajo te ofrece en determinadas ocasiones. En mi opinión, esto no debería ser así, ya que es una de las profesiones más importantes, porque sin maestros que eduquen no habría una educación  llena de valores y aprendizajes significativos.

En definitiva, si cada maestro ejercería su profesión por vocación, dejaríamos de hablar de maestro ideal, ya que todos los roles se ajustarían a las expectativas que los estudiantes tenemos sobre los maestros.


Define un maestro competente 

Tomando como base los comentarios de las entradas anteriores, resulta fácil deducir que un profesor competente requiere de una preparación especial, una preparación global y holística; el maestro debe conocer muy bien el contenido de su materia, pero sobre todo debe conocer pedagógicamente hablando los intereses y la diversidad de su alumnado.

Un buen profesor, es aquel que se compromete con su trabajo, aquel que se siente feliz y agradecido por lo que hace, quien no tiene ningún problema por buscar respuestas cuando aparecen nuevos cambios y el que a pesar de estar desmotivado por las injusticias laborales de hoy en día continua implicándose en las escuelas, convirtiéndose en un líder educativo.

En conclusión, un maestro compentente, es quien demuestra día a día el gusto por su profesión, sin esperar recetas de cómo debe ser la enseñanza o de cómo desarrollar aprendizajes significativos que ayuden a los pequeños a evolucionar.


 Cinco cosas que quiero mejorar como maestro después de la lectura 

Quienes ven en la educación la posibilidad de desarrollar al máximo las potencialidades ocultas que llevan consigo cada persona, pueden ir adquiriendo constantemente habilidades para superar los obstáculos con lo que se tropiezan.

Actualmente, la educación se ha convertido en una barrera  que no deja que los docentes despleguemos todas nuestras estrategias, dado que hay currículos muy cerrados que impiden innovar en la enseñanza. En mi opinión, la contraposición del currículo del centro con el currículo oculto e individual de cada profesor, incrementa o reduce la visión que podemos llegar a tener dentro de la plataforma educativa.

Por esta razón, creo que como profesionales, es fundamental sentir la necesidad de comprender nuestros propios sentimientos, lo de los demás y encontrar formulas para resolver los posibles problemas.
El secreto de esta simple y sorprendente terapia radica en que antes de ser maestros debemos ser “buenas personas” y no solo observar nuestros cambios positivos sino también compartir aquellos negativos que están dentro de nuestros pensamientos más íntimos.  

Afrontar la adversidad, no es más que poder ser consientes de las virtudes y debilidades que como ser humano poseemos. Personalmente, creo que antes de ejercer como profesora debería profundizar sobre esta crítica que está tan presente en mí día a día, puesto que en algunos momentos no soy capaz de reconocer mis fallos y de escuchar los consejos de la gente que está a mi alrededor, punto negativo que, evidentemente, repercutiría dentro de las aulas.

Otro aspecto a tener en cuenta, y que indudablemente mejoraría tanto mi personalidad como mi práctica educativa, seria a partir de inhibir un exceso de impulsos  que me dominan en determinadas situaciones, la paciencia es uno de mis mayores enemigos, y pienso que es un recurso indispensable para intervenir con los más pequeños.

La lectura, me ha ayudado a ser un poco más objetiva conmigo misma, dándome la oportunidad de poder modificar  y enmendar algunos de mis defectos.

En definitiva, examinar como soy y darme cuenta de los aspectos negativos que tengo, me ha hecho reaccionar ante la posibilidad de mejorar como docente, y ha despertado en mí la necesidad de seguir formándome en mi trayectoria académica, alimentado el bagaje y enriqueciendo todas mis experiencias.


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