Los allegados
que me conocen, me definirían como una persona extrovertida, segura de sí misma
e independiente en su quehacer diario. En cambio, si yo tuviera que especificar
concretamente como soy, a pesar de tener esas cualidades para enfrentar la
vida, pienso que me atribuiría algunas más, como puede ser: la constancia y la
voluntad, a la hora de conseguir lo que me propongo.
Estas virtudes
que indudablemente me han ayudado, me ayudan y me ayudaran a defenderme en los diferentes ámbitos, dentro
del campo de la educación, han sido esenciales para mi crecimiento personal.
Cabe destacar,
que a nivel afectivo, a pesar de tener
un equilibrio en el terrero laboral y económico, en un primer momento sentía
miedo ante el reto de unirme a un nuevo grupo con habilidades muy distintas a las que yo
poseía y como no, al incorporarme en un contexto desconocido.
A la hora de
retomar mis estudios, yo tenía una vida “completa”, disponía de todo lo que la
sociedad de hoy en día ha atribuido como
“normal”: una casa, una pareja, una estabilidad tanto económica como laboral…
aunque me faltaba lo más importante, un
equilibrio emocional y personal, aspectos que he enriquecido en mi trayectoria
académica. Ésta, empezó en la etapa de infantil teniendo un parón en la
adolescencia, retomándose de nuevo a mis 25 años de edad, cursando la ESO, una
prueba de acceso a ciclo formativo, el grado superior de educación infantil y
sacándome actualmente tercero de carrera de educación infantil.
Tomar la
decisión de estudiar educación infantil no fue tarea fácil, ya que en un
principio el aprendizaje se centraba únicamente en crecer a nivel personal,
cosa que fue cambiando a lo largo de los dos años en el módulo, pues los temas
a tratar a pesar de ser interesantes me hicieron sentirme identificada con
algunos de los rasgos trabajados así como despertar en mí una actitud
vocacional hacia la primera infancia.
Lamentablemente,
en la actualidad la educación está sufriendo grandes cambios los cuales están
afectando al mundo educativo, a la motivación
de los futuros docentes y evidentemente a las generaciones que están por llegar.
Yo personalmente, creo que no puedo cambiar la visión que la sociedad o los
políticos tienen de dicha enseñanza, pero si ayudar a través de mi práctica
educativa a que los ciudadanos vean la realidad de las aulas, así como la
importancia que tiene impartir unos valores y saberes adecuados para la
prosperidad de los alumnos.
Espero que a
partir de esta asignatura y de las restantes pueda llegar a adquirir las
habilidades y la fuerza necesaria para mejorar y ayudar a los niños del hoy y del mañana a tener una educación de calidad.
Finalmente, me
gustaría que todos reflexionáramos sobre la educación y que se espera de ella
para que esta se convierta en una herramienta competente y de calidad dentro de
nuestras sociedad.
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