¿Qué he aprendido de la lectura?
El aula es sin
duda el medio fundamental donde el docente despliega sus recursos personales y
didácticos para cumplir con su labor, que tiene como eje principal modelar la
relación con el alumno. Como toda relación humana, posee unas características
implícitas y explicitas que le permiten un sello particular que indudablemente
no es positivo en todas las situaciones.
En mi opinión,
no basta solo con ser maestro sino que hay que luchar para convertirse en un
buen maestro. Reflexionar sobre la lectura me ha hecho darme cuenta que esta
profesión tiene que ver con la necesidad de tener o elaborar una convicción
plena sobre la vocación, ya sea porque de manera natural esta convicción aflora
o porque se debe trabajar en ella para comprender a fondo su esencia, lo cual significa,
tener humildad intelectual para aceptar las limitaciones y asumir que ante todo
se es persona y que algunas veces se es vulnerable para enfrentar determinadas circunstancias.
Lamentablemente,
el ejercicio de esta profesión no goza de un alto estatus social y muchos menos
de una adecuada remuneración económica en nuestra medio, aspectos que influyen
negativamente en nuestro trabajo ya que por ignorancia o distracción solemos
volcar esa agonía en el trato con los pequeños.
Un profesor,
ya sin obcecarnos en si es bueno o malo, nunca se puede permitir el lujo de juzgar
a sus alumnos, dado que una característica que todos y cada uno de los docentes
debemos tener bien inculcada es la tolerancia. En muchas ocasiones nos quejamos
de que muchos niños o padres etiquetan a las personas por sus aptitudes, sin
darnos cuenta que nosotros somos igual de culpables.
En definitiva
y partiendo de la base de que todos tenemos unas creencias y unas aptitudes
diferentes dependiendo del contexto, no debemos obviar que antes de actuar
siempre debemos pensar bien las cosas y razonar sobre las posibles
consecuencias. Personalmente, creo que si esta forma de hacer se muestra
delante de los niños, indirectamente les estaremos trasmitiendo una correcta
forma de actuar en sociedad.
¿Qué ha aportado a mi rol de practicante?
Reflexionar
sobre las prácticas en este momento, puedo decir que es una tarea bastante
complicada, puesto que no las estoy realizando como el resto de mis compañeras
y los recuerdos que tengo son escasos. No obstante, puedo analizar la lectura y
extraer conclusiones que me ayudarán en un futuro próximo en las aulas.
Uno de los
aspectos que creo fundamentales de la lectura, es que nadie nace enseñado y
para aprender es indispensable poner en marcha el aprendizaje para ensayo y error.
Un docente, en su trayectoria académica va adquiriendo tanto competencias
positivas como costumbres negativas que se extrapolan inconscientemente dentro
de las aulas.
No cabe duda,
que las aulas a menudo se convierten en verdaderos campos de batalla por
múltiples razones y en esas condiciones desempeñar la tarea de profesor exige
disposiciones que podrían calificarse de casi erróneas.
En mi opinión,
la observación en estas situaciones es un recurso educativo que puede combatir
las situaciones conflictivas y de cambio en las que estamos inversos, ya que
evidentemente estamos frente a una diversidad que ocasiona infinidad de respuestas
y en la que no se puede actuar de la misma manera.
En definitiva,
en la escuela tenemos conflictos que debemos solucionar y lo más importante es
dotar al alumno de estrategias para que pueda resolverlos por sí mismo. Por
este motivo considero, que la observación es fundamental dado que nos ayuda a
identificar los problemas que surgen en las aulas y a enfrentar aquellas situaciones
que en un primer momento no son identificadas.
¿Qué preguntas puedo plantear a mi tutora a partir
de la lectura?
Si tuviera la
oportunidad de estar compartiendo con un profesional sus experiencias dentro de
un aula, creo que algunas cuestiones que le plantearía serían las siguientes:
-
¿Cómo saber cuándo debo
intervenir?
-
¿Qué trato se debe establecer
con las familias sin invadir su espacio de confianza?
-
¿Por qué no es bueno para los
niños improvisar en las rutinas o actividades establecidas?
-
¿Cómo actuaria ella frente a
una situación conflictiva que perjudicara tanto a las familias como a los
niños?
-
¿Cómo trabaja los miedos y
las emociones?
-
¿Qué valores defiende dentro
del aula?
Además de
estas preguntas que me surgen como estudiante de educación, como madre que soy
de un nene de un año y medio, me surgen otras muy distintas como por ejemplo:
-
¿Cómo trabajar la seguridad?
-
¿Cómo trasmitirle mis valores
de manera adecuada?
-
¿Cómo separar lo profesional
de lo personal?
-
¿Si soy mala madre por
consentir y no actuar como me están enseñando?
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